Tu siempre estás ahí.
Soy yo quien no ha hecho grandes cosas por ti.
Es en momentos tan complejos como el que vivo actualmente (donde he tenido que corregir sobre la marcha), cuando me percato del tamaño de mis manos, y veo que aun guardan las mismas proporciones que hace casi 29 años.
Y es con ese mismo amor y sabiduría que caracteriza tu silencio, con el que sigues sin soltarme.
Gracias Señor mio, por mantener con un año más de vida a mi Madre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario