Él se encontraba en el cine, la película le recordó que un día se enamoró de una bruja sin poderes, la cual solo era una mala portada, una broma de sí misma. Aquella dama no estaba poseída por nadie, solo por su soledad, así como su transparente deseo de ser una princesa más en el aire.
No había truco, magia o conjuro, él se enganchó a la nada, no había hechizo que perseguir.
La culpa nunca fue de la Bruja impostora, y aun así él prendió fuego a su hoguera.
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