Pareciera que empiezo a sentir lo que significa la crisis de los treinta, es algo que aun no sucede, aunque espero en Dios que pueda llegar a ese día. Es aquí cuando comienzo a elaborar los recuentos, sobre lo bueno y malo, lo que logré en mis aun veintinueve años y en lo que me he estancado.
Como resultado momentáneo pero evidente, encontré una especie de negación por crecer, y admito que no he superado los diecisiete, les soy sincero (posiblemente muchos ya se han dado cuenta de esto).
Como muchos de ustedes paso por altas, y también por muy bajos momentos, pero como muchos de ustedes también soy un guerrero, o un "luchador", alguien me puso ese mote algunos años atrás, recuerdo que de momento no lo asimilé e incluso no me llenó de orgullo (tal vez fue lo contrario), hoy puedo decir que estoy acostumbrado a vivir saliendo a batalla día con día, y que el motor que me impulsa a no desistir cuando el hartazgo y el desánimo viene a mi vida es mi Dios.
Así que si he de llegar a los treintas, mi compromiso será intentar forjar que dichos años marquen la época más importante de mi vida, superar mis eternos diecisiete.
Y seguir vivo trás épicas batallas, poder contarlas... ser feliz.
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