sábado, 16 de enero de 2010

El día siguiente...



Aun no me acostumbro a los finales, mucho menos al día siguiente de los mismos.

Las sensaciones que vienen después de las despedidas son como duelos para un servidor.

De manera inconsciente agoté hasta el último segundo al lado de ellos, como si eso me restara responsabilidad en cuanto a sus futuros.

Hasta el día de ayer me pude dar cuenta del cariño que me tienen esos chicos, fue increíble, nunca pensé que fuera tal... "inolvidable" es la palabra perfecta para describir esos momentos.

Frente a ellos el cariño habló por mí, la voz se me cortó en repetidas ocasiones, hubo ojos llorosos al final... todo fue recíproco.

Ellos eran felices, eso era lo importante, mientras mi corazón se extinguía en medida que avanzaba la noche. Ahora estoy a la espera de un repuesto.

No sé realmente que venga para mí en el futuro inmediato, lo único que puedo decir de momento, es que a pesar de la tristeza y el corazón abierto que me deja este tipo de sucesos; puedo vivir feliz, a pesar de la incertidumbre.

Gracias de nuevo muchachos, y sobre todo, gracias Señor Jesús.
Valió la pena... siempre valió la pena.





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