lunes, 15 de septiembre de 2008

De oreja a oreja

En ocasiones pienso sobre como sonrío.

Cuando mi sonrisa es plena, mi cara tiende arrugarse como una persona de mayor edad a la que poseo; siento como trabajan por breves segundos o largos minutos, cada músculo de mi rostro.

Me gusta mi sonrisa y no deseo perderla.

Trabajo y maquilo ideas, tengo en mente un proyecto desde hace tiempo.

Se que emprender no es lo mío, pero por primera vez en mucho tiempo Dios me dio pautas para considerarlo y dejar que fluya.

Esto no me quitará la sonrisa, al contrario, debe ayudarme a mantenerla y no dejar que la monotonía se transforme en un estilo de vida particular.

Me gusta mi sonrisa, sobre todo cuando no lleva sarcasmo y los ojos casi se cierran como los de un bebé.

1 comentario:

Mario Lizola dijo...

Que ondas mi George aqui pasando a saludar y que bien que todo bien.. y pues hay que sonreir aunque se arrugue uno, pero se desarruga interiomente....Saludos