hacíamos estaciones frecuentes durante nuestro trayecto,
yo no tenía una idea total de lo que le sucedía;
no comprendía motivos ni razones...
hasta que de manera natural, entendí todo con su silencio.
Desde entonces...
aprendí a hablar en silencio,
a vivir en silencio,
y a disfrutar del silencio.
Tenía 7 años...
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Gracias a nuestro Dios, yo tengo la certeza de volver a verlo un gran día.
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