lunes, 20 de octubre de 2008

Dos

Un hombre se encontraba detenido ante un semáforo en rojo y queda ciego súbitamente. Este es el primer caso de una ceguera blanca que se expande de manera fulminante en una ciudad sin nombre. En este sitio que puede ser cualquier entidad federativa para los lectores, ningún ciudadano sabe del origen que propinó esto que humanamente le llamamos “enfermedad”. Ante tal situación, los civiles no saben qué hacer, y mucho menos el Estado mayor; que decide internarlos en albergues, donde la muchedumbre de ciegos estarán en cuarentena, o mejor dicho irán desapareciendo paulatinamente, al enfrentarse (como bien lo dice el autor) a “lo más primitivo de la especie humana: "la voluntad de sobrevivir a cualquier precio”.

Este libro es “Una crítica a la intocable Conciencia Moral, y una atenta así como subversiva invitación a la Conciencia Social”, es la alerta permanente a ser los ojos de alguien cuando otros los perdieron, y no me refiero primordialmente a la vista física. Dicha obra es una cita con un confesionario de identidades donde se tiene la historia de unos ciegos que intentan aceptar su mal, para empezar a construir una realidad en base a un padecer colectivo; donde tendrán que aprender a vivir de manera distinta.

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