martes, 17 de agosto de 2010

Hasta luego... Preparatoria Cuauhtémoc


Este texto no lo tenía previsto, y me ha costado una infinidad su redacción. Mis ideas de momento no son tan claras como yo quisiera...


Las despedidas de los lugares y las personas que amas son muy complicadas... cuando se realizan en medio de lo inesperado o en momentos de no mucha estabilidad emocional, es una especie de intento de suicidio, pero la vida marca este tipo de sucesos como algo necesario.

Se presentó el día y la situación para correr un riesgo... lo he tomado, no ha sido sencillo, pero los seres humanos maduramos en medida que tomamos decisiones, eso es parte de crecer; y posiblemente yo me había negado en otras ocasiones a realizarlo.



Muchos podrán pensar que la razón principal es el dinero, les comento con toda honestidad que eso no ha sido factor, ya que por ahora no habrá una diferencia considerable en mi salario, así que eso no fue lo que me orilló a esta decisión; es más, no he firmado un solo papel contractual hasta hoy (y ya estoy hablando demasiado). Me voy a un proyecto distinto, no tan noble ni enriquecedor como el de un profesor.

La Preparatoria Cuauhtémoc es un lugar muy especial para mí, y lo será siempre porque fue un trabajo que Dios me brindó y porque Él me dotó de toda la capacidad para realizarlo cuando yo no tenía experiencia, ni talento, ni fuerza en ese momento para lograrlo.


Todos los días tuve presente el instante de como fui a dar con ese lugar, lo que yo realizaba ese día, y la forma en que se me contrató (sin recomendaciones, amistades, conocidos o palancas... solo fe en mí y lo que decía mi currículum); y es gracias a ese recuerdo, a ese hecho, lo que me motivó a trabajar sacando lo mejor de mí todos los días, tal vez si hubiera sido de otra forma jamás hubiera mostrado gratitud por estar ahí, porque por encima de la ética profesional y otras cosas más, está la gratitud así como la lealtad.




Más de una ocasión tuve ofertas en dos años y medio, alguna vez fueron periódicos los que me tentaron, pero como muchos saben, la forma en que trabaja la prensa local no es algo que pueda atesorar ni con lo yo que me pueda sentir pleno u orgulloso, además ya lo he experimentado laboralmente (aclaro, es mi convicción, no deseo ofender a mis compañeros reporteros); en otras ocasiones fueron otras preparatorias y también supe decir NO... no era mi momento, quería mucho este lugar, le debía lealtad a ese sitio que invirtió en mi.




El miedo es necesario en los seres humanos, es algo que nos reta y nos impulsa a lograr nuestras metas. Todos los días tuve nervios, miedo a pararme frente a los chicos y no ser competente, a regarla, a marcar negativamente sus vidas; gracias a Dios sé que no fue así, aunque si cometí muchos errores, pero di todo lo que estuvo de mi parte y dejé algo más que el corazón en cada una de esas aulas así como fuera de ellas. Hoy poseo un miedo similar, y ya no es por enseñar, sino por entender otro tipo de procesos para seguir siendo competente.




No es difícil entenderlo, un lugar de trabajo se convierte en parte de ti, pasas muchas horas del día al lado de tus compañeros, se convierten en tu familia de alguna manera, y no es sencillo romper una relación de trabajo.

Afortunadamente tengo todo el apoyo de ellos y me han dejado las puertas abiertas, no esperaba menos, así que no se sorprendan si en dos días ya estoy de vuelta por aquí.... jejejeje.


A Mis patrones: Fernando (gracias por haber confiado en mí), Pépe (gracias porque a él le debo casi todo lo que sé de esta profesión), Paty (es de cuidado, y nunca tendré una patrona como ella, la quiero mucho); mis compañeros: Ulises, Zuilma, Silvia, Pozo, Poncho, Cristina, Chelís, Peri, Elvia (todo el personal que me falte), fueron guías, apoyo y sobre todo amigos...eso lo valoraré siempre; gracias infinitas a ellos.



He visto muchas fotos estos días, me he percatado de mi envejecimiento durante todo este tiempo, y posiblemente no lo había hecho antes por haberme alimentado de la energía de los chicos, con todas las regresiones que te brinda trabajar en un lugar como este. Así corre la vida más rápido y no lo sientes. He llegado a la conclusión de que yo tenía muchas cuentas pendientes con mi etapa de bachiller, y que de una u otra forma aquí pude saldarlas para bien.









A Mis alumnos: La lista es muy extensa, son quienes ya pasaron por aquí, pero sobre todo a los que hoy dejo dentro, con un pesar enorme en mi corazón, y que me hubiera encantado estar en la parte final de su proceso como estudiantes de Preparatoria. Omito nombres, ustedes saben quienes están de manera implícita en este texto, hoy les pido a ellos que escriban su nombre en este párrafo.







Sé que no alcancé todos los objetivos académicos que los jóvenes requerían, creo que mis mejores logros están fuera de aulas que dentro de ellas, eso antes me frustraba, ahora ya no... ser maestro implica lograr lo impensable, salir de toda lógica, escuela o paradigma de enseñanza para ponerte en los zapatos de esos chicos e intentar pensar como ellos, mostrar interés en sus intereses, ser parte de ellos, para que ellos muestren interés por lo que tu les enseñas.

Los logros no solo se miden con evaluaciones de gobierno, no, al final del día una prueba no les dará un empleo ni su permanencia en el, mucho menos un triunfo de vida, o la moderación de un fracaso y como levantarse del mismo. Posiblemente lo que más me ha dejado con satisfacción en este trabajo fue ayudar a los chicos a unirse para lograr objetivos que ellos visualizaban casi imposibles, y muchas veces lo logramos, tanto en lo académico, en lo social, en la competencia, en lo personal; ¡de eso se trata vivir!, y eso no viene en los planes de estudio.


Que un maestro (o compañero de trabajo) otorgue reconocimiento a tu trabajo es gratificante. Cuando un padre de familia va hacia ti para agradecerte lo que has hecho por su hijo(a), es una satisfacción que ninguna certificación oficial puede brindarte; pero que un alumno(a) sea el que te de las gracias por escrito, o se te acerque un día para decirte que TU has marcado su vida (para bien)... es algo que te deja sin aliento por largo tiempo. Son palabras, son hechos, que siempre voy a guardar como uno de mis más preciados tesoros.






Es inevitable no voltear hacia atrás, aun más cuando se trata de un lugar al que has hecho parte de tu vida, con personas por las que has generado un cariño entrañable... Pero estarán bien, siempre han salido adelante por más negras que hayan sido las tempestades, yo fui parte de esa tripulación, ayudé a levantar pilares en esa ciudad, sé como trabajan, y sobre ello conozco su calidad humana... les irá muy bien.

Por el momento no quiero decir adiós (me niego), considero que aun no ha terminado mi ciclo en este lugar, así que solo diré un sumamente sincero: "Hasta luego"... Mi barco ha llegado. Gracias por todo. Buen día.

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