jueves, 12 de agosto de 2010

Reflexiones y sucesos desde el Puerto


Hace pocos días, cuando me decidí a comenzar algo importante (al menos para mí); una pieza de mi laptop se rompió.. si, mi computadora portátil (y la única que poseo), la cual he cuidado tanto tronó o semi tronó... el punto es que ya no se puede abrir y cerrar, ha quedado abierta de manera permanente, y se ha convertido en una herramienta solo de escritorio; así que mi iniciativa de escribir en todo lugar, momento y posición, se ha visto truncada (en lo que Dios me provee de dinero para otro equipo).

Es interesante, pero un familiar estaba frente a mi cuando ocurrió este suceso (vio toda la acción), de hecho lo miré de frente y le dije: ¿me puede pasar algo más?, a lo que este respondió: sí, muchas cosas más.

Días atrás al semi funeral de mi laptop, se me informó que la situación financiera del lugar donde trabajo no estaba bien, pero que aun con todos los recortes y sacrificios que se hicieron, se contaba conmigo, aunque cambiarían las condiciones contractuales para todos los que trabajamos en la Preparatoria. Hasta ese momento solo eran pérdidas materiales... solo eso. Todo aquello puede recuperarse.

He salido a dejar aplicaciones de trabajo, hago inventarios, trato de vender algunas cosas, me pongo a hacer ejercicio, he comprado varios libros (por cierto, en "DAX" hay unas joyas por 35 pesos: "Carlos Marín, Nestor Garcia Canclini, Adolfo Sánchez Vásquez, Rafael Loret de Mola... El papá, el bueno", entre otros); pero antes, ocupo terminar lo pendiente con Saramago.

Intento animarme, pero la ausencia aun pesa bastante, no hay líder, no hay villano, no hay guerra ni antagonismo en casa, han dejado unos zapatos muy grandes regados por ahí.

Y dentro de toda aquella gran ola (no muy afable) que se ha dejado venir hacia acá en las últimas semanas, donde gracias a Dios he tenido muestras de amor, cariño y estima de muchas personas, incluso de quien menos lo esperaba; se presentó un reto en medio de la incertidumbre, y solo jugandomela podré saber si fue correcto o no el haber tomado acción. Los seres humanos crecen en la medida que toman decisiones, aplicarlo me ha costado mucho trabajo.

Esta noticia, me ha llevado nuevamente al Puerto, y posiblemente se presenta en el momento que menos deseaba dejar el sitio que tenía.
Es inevitable, y he volteado hacia atrás una y mil veces los últimos dos días; y cómo no hacerlo, si estoy a punto de abandonar un lugar más que especial, donde se me dio la oportunidad de levantar pilares muy sólidos en muchos sentidos.

Solo miro desde el puerto esa ciudad amada, a sus líderes, de quienes me he despedido.... también veo a sus jóvenes, estos no sabrán nada... hasta que amanezca (es lo mejor).

Es de noche, y el faro anuncia que mi barco está por llegar.


Por mi bien, sin mirar atrás...

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